HOUSTON. Limitar los cambios de lanzadores, restringir las alineaciones defensivas especiales, alterar la zona de strike e instalar reloj para lanzamientos son algunas de las ideas que Grandes Ligas consideraría al iniciar una revisión multianual que podría concluir con los cambios más radicales al deporte en décadas.
A los dueños de equipos de Grandes Ligas se les realizó el jueves una prolongada presentación durante su reunión trimestral sobre la forma en que ha cambiado el deporte en los últimos 40 o 50 años.
“A veces los aficionados al béisbol piensan sobre lo que debería ocurrir con el juego en una especie de construcción artificial, que las opciones están entre preservar el juego como fue conocido originalmente, y realizarle algunos cambios”, dijo el comisionado de Grandes Ligas, Rob Manfred.
“El punto de conversación se centró hoy en que el juego ha cambiado de manera dramática. Cambió orgánicamente. Ha fluido a donde lo han llevado el espíritu competitivo de managers y decisiones gerenciales. Y el punto es, si se toma una imagen luego de 40 años y se dice, wow, así es como luce ahora y así es como solía lucir, ¿deberíamos pensar en lo que ha ocurrido y si queremos permitir que siga por el sendero por el que va?”
En caso de implementarse, algunos de los cambios podrían ser de los más revolucionarios desde que la Liga Americana adoptó el bateador designado en 1973 o incluso desde que se redujo el número de bolas para una base por bolas de cinco a cuatro en 1889.
“Creo que es ridículo. Cambia el juego por completo”, dijo el relevista de los Orioles Brad Brach antes del juego de su equipo ante Houston.
El receptor de los Orioles, Matt Wieters, tampoco estaba muy entusiasmado.
“No me gustan las cosas que cambiarían la manera en que se juega el deporte. Si hacen que el juego sea más corto sin cambiarle su integridad, cuentan conmigo. Pero las cosas de las que están hablando pueden meterse con la integridad del juego”, afirmó.
La ofensiva ha decaído consistentemente desde que se comenzaron a hacer exámenes antidoping en 2003, hasta que comenzó a recuperarse durante la segunda mitad de la temporada pasada. Año con año, los ponches han impuesto récords durante gran parte de la última década, con un incremento de 12,74 por cada nueve entradas en 2006, hasta alcanzar 15,57 esta campaña.
Y el promedio de juego por un partido de nueve entradas es de exactamente 3 horas, y Manfred resaltó que el séptimo juego de la Serie Mundial de 1960 duró 2:36, para que Pittsburgh derrotara 10-9 a los Yanquis de Nueva York.
Manfred admitió que parte del incremento de tiempo de juego se debe al aumento en comerciales de televisión.