Si nos preguntaran en qué momento del día solemos sacar la mantequilla de la nevera para usarla, seguramente la mayoría diríamos que en el desayuno.
Somos muchos los empleamos la mantequilla para preparar por la mañana unas ricas tostadas acompañadas con mermelada o quizás con algún fiambre. Sin embargo, además de su importancia en el desayuno, la mantequilla tiene otros muchos usos. La mantequilla puede ser una gran aliada en la cocina, ya que sirve para pequeños trucos y recetas, y para dar un toque muy especial a nuestros platos.
Es imprescindible en cremas de verduras. Cuando ponemos a cocer verdura, pensando en hacer un puré de calabacín, calabaza, zanahoria, o verduras variadas, podemos darle un cambio cualitativo a nuestra receta, y convertirla en una crema de verduras, con tan sólo añadirle mantequilla. Para hacer más cremoso nuestro puré, bastará con poner media taza de leche y una cucharada de mantequilla, y batir todo en la batidora. También es ideal para postres. La mantequilla resultará un ingrediente muy necesario para hacer los postres caseros como tartas y galletas. Un truco de cocina muy sencillo, pero muy útil para aquellos a los que les gusta cocinar hojaldres para empanadas, quiches o empanadillas al horno, es añadirle un poco de mantequilla al recipiente donde vamos a cocinar el plato. De esta manera, evitaremos que el hojaldre quede pegado y se destroce o desmenuce.
Brinda un sabor especial en salsas y sofritos. Hay algunas verduras, como por ejemplo los champiñones o el puerro, que ganarán en sabor si los sofríes con mantequilla. Además, salsas como la carbonara, ideal para preparar con espaguetis, te saldrán mejor si le añadas un toque de mantequilla para intensificar su textura y sabor.
Si te gusta hacer hamburguesas caseras, o tostadas calentando el pan en la sartén, puedes darle un punto añadido poniendo una pizca de mantequilla al pan que vas a tostar. Además de crujiente, conseguirás un pan con mejor sabor.