No importan las estadísticas que ofrezcan las autoridades dominicanas en cuanto a la cantidad de inmigrantes ilegales haitianos en el país, tampoco es importante lo que digan el Cesfront y el Ejército sobre la seguridad en la frontera; lo que sí importa es que el Gran Santo Domingo y muchas provincias como Santiago, La Altagracia, San Juan, Valverde, Dajabón y otras, se ven indocumentados de esa nación por doquier.
En el Distrito Nacional y en la provincia Santo Domingo, sin importar por donde se camina, en cualquier esquina o a donde se vaya (hospitales, supermercados, colmados, mercados, cine, parques, transporte público, plazas comerciales, entre otros lugares) se ven hombres, mujeres, niños y adolescentes haitianos en una gran mayoría ilegales realizando las actividades diarias normales.
Es normal en horas de la mañana o al atardecer ver haitianos caminando con herramientas de trabajo por las calles de nuestras ciudades, la mayoría de ellos indocumentados. Jorge González
Si se recorren algunas provincias independientemente de que sean fronterizas o no, se verán decenas de hombres en el ir y venir de un día normal de trabajo. Estos echadores de días que trabajan en la construcción, agricultura, ganadería y en otras faenas diarias llegan al país sin ningún tipo de documentación y se insertan a la vida productiva de la nación.
La inestabilidad política, económica y social, debido a la mala distribución de las riquezas, la mala administración pública, y la corrupción han sumido a esa nación en una de las crisis más graves del planeta, agravada ahora por el resurgimiento de la violencia desmedida que afecta a toda la empobrecida nación.
Hay que destacar que estos grupos de personas que cruzan la frontera, tienen el único propósito de buscar una mejor forma de vida para ellos y sus familias, y esta es la razón por lo cual deciden aventurarse al paso ilegal por la frontera o al pago de sobornos para llegar a este país.
Hipocresía
La inmigración haitiana ilegal se produce ya que a través de la frontera, familias haitianas pobres llegan a este país con estabilidad política, agua potable, alimentos, servicios médicos, viviendas, entre otras particularidades, que no consiguen en un estado fallido como el haitiano.
Pero también hay decir que su entrada sin documentos beneficia a los militares, autoridades municipales y de migración que trafican con ellos, cobrándoles miles de pesos para entrar a territorio dominicano, y lo que es peor, que dependiendo del pago pueden pedir en qué provincia lo dejaran.
Muchos de estos indocumentados terminaran trabajando a particulares, como vendedores, o terminan trabajando quincenas para empresarios que les pagaran un salario de miseria sin seguro médico, sin reporte a la seguridad social, y mucho menos tendrán derecho a liquidación por despido.
Hay denuncias de que existen tarifas para los haitianos apresados por la Dirección Nacional de Migración y llevados a centro de detención como el de Haina, en donde por la suma de unos 10 mil pesos son liberados, los detenidos con o sin papeles.
No hay necesidad de enumerar las provincias con el mayor número de migrantes haitianos, ya que todo indica que son todas. Aunque si debe hacer una selección las ciudades cabeceras de las provincias Santo Domingo, Dajabón, Montecristi, Pedernales, Jimaní, Valverde, Santiago Rodríguez, San Pedro, La Altagracia, La Romana, entre otras son en donde se perciben mas indocumentados.
Falta de autoridad en haitianización
Hasta ahora nadie ha podido explicarse por qué si en realidad hay interés del Gobierno y de las autoridades de Migración, del Ejército de Republica Dominicana (ERD) y el Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza Terrestre (Cesfront) de erradicar la inmigración ilegal no se haya podido realizar, a menos claro está de que los intereses que mueve el trafico de haitianos sea más fuerte que el interés nacional.
Imposible
No puede llegar un haitiano ilegal de ninguna forma a una provincia fronteriza y menos al Gran Santo Domingo, cruzando la frontera, no solo por las condiciones geográficas sino también por la cantidad de chequeos militares que hay que pasar, a menos claro está que haya “un pago (coima) de antemano”, para que estos pasen.