Ni las adversidades ni las precariedades pudieron apagar las ilusiones de este jugador, que tras el cambio de Alexi Casilla, se ha convertido en toda una sensación en la segunda base de los Gigantes del Cibao en el actual torneo invernal.
No es el bachatero que con su voz conquistó la Región Este y llegó a popularizar su canción “Mi querida”. Más bien se trata de Ramón Alexander Torres, jugador de los Reales de Kansas City a nivel profesional, y que con su coraje y destrezas ha acaparado los titulares en este inicio de campaña en la Serie Regular.
No es para menos, el es nativo del Municipio de Monción, provincia Santiago Rodríguez, lidera los principales departamentos ofensivos tales como promedio con .382, anotadas (13), hits (21). Y ocupa los segundos puestos en cuadrangulares (2) y dobles (5) en 13 partidos.
“Darle las gracias a Dios, porque me ha dado la salud y la fortaleza. Cuando me dijeron sobre este rol, pensé en prepararme físicamente, y mentalmente para hacer el trabajo desde que comencé. Mi meta es cuando cruzo la línea del terreno de juego, dar lo mejor de mí”, comentó Torres, quien viene de promediar .262 (461-121) con 17 dobles, 29 impulsadas y 21 robadas este año entre las sucursales de Doble A y Triple A de los Reales de Kansas.
Cuando muchos se preguntaban quién sería el jugador ideal para sustituir en la segunda base a uno de los iconos de San Francisco de Macorís, Alexi Casilla, quien fue negociado durante el receso a las Estrellas Orientales, apareció Torres que con apenas siete turnos al bate, se dejó sentir con su madero hasta el punto de alcanzar el mérito de ser el Pelotero Estrella de la Semana.
“Nosotros sabíamos que Ramón haría buen trabajo, tan buen trabajo no, eso es un mérito para él”, afirmó Ismael Cruz, gerente general de los Gigantes. “Si el Señor lo mantiene sano, él será un segunda base regular en cualquier equipo de Las Mayores. Aparte de la adversidad, el muchacho siempre está contento”.
Momentos duros
A pesar de la adversidad, que ha acompañado a Ramón desde los seis años que tocó un bate y que continuó durante los 13 años cuando asistió a una academia, nunca se detuvo en su marcha de convertirse en un jugador profesional y ayudar a su familia.
“Desde pequeño asistía a un pequeño comunal que había frente a la casa, y me decía: mira, mamá, soy tu pelotero, llegué safe (salvo) y llegaré a ser un pelotero de Grandes Ligas y hacer una casa, una arriba de otra”, recordó Altagracia Torres, madre de Ramón.
Altagracia relató a elCaribe parte de los sacrificios que tuvo que hacer para ayudar a su hijo. Con la voz entrecortada dijo que trabajó en una fábrica de casabe, llevó sanes, y hasta pidió una pequeña colaboración a sus tíos para ayudar a su entonces pequeño Ramón.
“Un día se cansó y al vernos en tantas precariedades, se desalentó, pero yo lo senté en la cama y con los ojos aguados le dije: ‘dime si quieres continuar, porque ya hemos dado todo por ti y nunca nos cansaremos de hacerlo hasta que logres tu propósito’, de ahí en adelante, nunca se detuvo”, manifestó la madre de Torres, quien también procreó dos hijos más con Ramón Francisco Torres.
Y de tantos momentos que ha sido golpeado por la falta de recursos y dificultades, Ramón no olvida cuando atravesó lo que para él significa su mayor situación.
“Recuerdo que jugaba en la liga de Arizona (Liga de Novatos) de Kansas, ahí no te pagan mucho dinero y tenía que mandar dinero a mi casa, muchas veces me quedaba sin comer para poder enviarle a mis padres”, dijo Ramón, quien hizo una pausa y con lágrimas brotando de sus ojos expresó: “Pero eso me motivó a salirme de ahí rápido”.
Su eterna sonrisa, su peculiaridad entrega y agresividad en el terreno de juego, además de su solidaridad con los demás le han ayudado a ganarse el cariño de todos sus compañeros, del dirigente, Bobby Dickerson y aficionados de la tierra de San Francisco de Macorís.
“Su inteligencia para jugar en el terreno de juego y el carisma que exhibe, además de que se ha convertido en un bateador de embasarse, sea con un toque, base por bola, corriendo duro, ese tipo de cosas lo llevarán lejos”, indicó Hanser Alberto, su compañero con los Gigantes.
Con apenas 23 años, esta nueva oportunidad en la Liga Dominicana le ha aumentado el hambre y la sed de llegar más rápido que tarde a su mayor anhelo de jugar en las Grandes Ligas. Claro, no sin antes dejar un buen sabor en este béisbol invernal con un trofeo.
“Me gustaría ser novato del año, porque sería bien emocionante. Para mis padres y para mi barrio Mamoncito, un barrio tranquilo, que me quieren mucho. Desde chiquito me han dado mucho apoyo, vengo de una familia pobre y siempre me apoyaron en todo, a ellos se lo dedico todo”, manifestó.