Un descenso inesperadamente brusco en los suscriptores de Netflix ha hecho que la plataforma estudie la posibilidad de experimentar con anuncios y, agárrense al control remoto, tomar medidas contra millones de usuarios que utilizan contraseñas compartidas por amigos o familiares.
La sorprendente pérdida neta de 200,000 suscriptores sacudió a los inversores, a los que la compañía les había dicho que esperaran un crecimiento de 2.5 millones de usuarios. Las acciones de Netflix cayeron un 35 % con la noticia, situándose en su nivel más bajo desde principios de 2018.
La compañía, con sede en Los Gatos, California, calcula que unos 100 millones de hogares de todo el mundo acceden gratis a su servicio gracias a la cuenta de amigos o familiares, incluidos 30 millones en Estados Unidos y Canadá.
“Esos son más de 100 millones de hogares que ya han decidido ver Netflix”, declaró el director general de la firma, Reed Hastings. “Simplemente, tenemos que cobrarles de algún modo”.
Netflix ya experimenta en América Latina con programas que emplean un enfoque suave para convencer a los no suscritos de que lo hagan.
En Costa Rica, por ejemplo, las tarifas de Netflix van de los nueve a los 15 dólares al mes, pero los suscriptores pueden compartir abiertamente la cuenta con otro hogar por 3 dólares.
El martes, Hastings insinuó que la empresa podría adoptar algo similar en otros mercados.
Pero algunos suscriptores dicen que incluso ese gesto relativamente amable podría empujarlos a darse de baja.