Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, comparó los obstáculos que impiden la recuperación económica mundial con “piedras en el zapato”. Para la dirigente del organismo esas “piedras” son 3 y cada vez son “más dolorosas”: el crecimiento divergente, la incertidumbre sobre las presiones inflacionarias y el manejo de la deuda pública.
Según las Perspectivas Económicas Globales del Fondo Monetario Internacional que se presentarán la próxima semana, las expectativas de crecimiento sobre la economía global se moderan para este año, pero los riesgos y obstáculos para una recuperación equilibrada son más pronunciados, adelantó la titular del organismo.
“En julio, proyectamos un crecimiento global del 6% en 2021. Como se verá en nuestra actualización de las Perspectivas Económicas Mundiales la semana que viene, ahora esperamos que el crecimiento se modere ligeramente este año. Pero los riesgos y obstáculos para una recuperación global equilibrada se han vuelto aún más pronunciados: las piedras en nuestros zapatos se han vuelto más dolorosas”, dijo Georgieva en la Universidad Bocconi durante el foro del Think 20 (T20), en el que discuten los retos para el G20, publicó El Financiero.
La titular del FMI habló sobre la divergencia en el crecimiento económico, a la que se refirió como la “primera piedra en el zapato”. Comentó que Estados Unidos y China continúan siendo motores vitales de crecimiento, aún cuando su impulso se está desacelerando. Pero por el contrario, Georgieva destacó que: “en muchos otros países, el crecimiento continúa empeorando, obstaculizado por el escaso acceso a las vacunas y la respuesta política limitada, especialmente en algunas naciones de bajos ingresos”.
Sobre la segunda “piedra” en el zapato, en alusión a la inflación, la titular del FMI explicó: “Si bien esperamos que las presiones sobre los precios disminuyan en la mayoría de los países en 2022, en algunas economías emergentes y en desarrollo se espera que persistan las presiones sobre los precios”.
También destacó la preocupación por el aumento del precio mundial de los alimentos, más del 30% durante el año pasado, junto con el aumento de los precios de la energía.
Puntualizó que un aumento sostenido en las expectativas de inflación podría provocar un rápido aumento de las tasas de interés y un fuerte endurecimiento de las condiciones financieras, lo que significaría un desafío para las economías emergentes y en desarrollo con altos niveles de deuda.
Y por último, sobre la “tercera piedra en el zapato”, la líder del FMI afirmó que la deuda pública mundial ha aumentado a casi el 100% del PIB: “Aquí vemos otra profunda división, con algunos países más afectados que otros, especialmente en el mundo en desarrollo. Muchos comenzaron la pandemia con muy poca potencia fiscal. Ahora tienen aún menos espacio en sus presupuestos y una capacidad muy limitada para emitir nueva deuda en condiciones favorables”.
Georgieva señaló que en las reuniones de otoño del FMI y del Banco Mundial que se celebrarán en formato virtual desde Washington del 11 al 17 de octubre, se tratarán las estrategias para asegurar una recuperación más sólida en todas partes y dar forma a un mundo pospandémico mejor para todos.