EFE
Ciudad del Vaticano, Roma
El papa Francisco pidió hoy a los fieles católicos que vivan una cuaresma de caridad, que incluya "cuidar a quienes se encuentran en condiciones de sufrimiento, abandono o angustia a causa de la pandemia de COVID-19".
"En un contexto tan incierto sobre el futuro (...) ofrezcamos con nuestra caridad una palabra de confianza, para que el otro sienta que Dios lo ama como a un hijo", dijo Francisco en su mensaje para la Cuaresma, de preparación de los fieles católicos a la Semana Santa.
El papa recordó a los fieles que la caridad, "mostrando atención y compasión por cada persona, es la expresión más alta de nuestra fe y nuestra esperanza".
"En el actual contexto de preocupación en el que vivimos y en el que todo parece frágil e incierto, hablar de esperanza podría parecer una provocación", pero "el tiempo de Cuaresma está hecho para esperar, para volver a dirigir la mirada a la paciencia de Dios, que sigue cuidando de su Creación, mientras que nosotros a menudo la maltratamos", dijo.
Francisco instó también a los fieles a que durante esta Cuaresma estén "más atentos a decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan, en lugar de palabras que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian".
Porque, subrayó, a veces "para dar esperanza, es suficiente con ser una persona amable, que deja a un lado sus ansiedades y urgencias para prestar atención, para regalar una sonrisa, para decir una palabra que estimule, para posibilitar un espacio de escucha en medio de tanta indiferencia".
Francisco también se refirió al ayuno durante la cuaresma y explicó que "ayunar significa liberar nuestra existencia de todo lo que estorba, incluso de la saturación de informaciones -verdaderas o falsas- y productos de consumo".
Debido a la pandemia, el papa no presidirá la tradicional procesión del miércoles de ceniza y celebrará el rito en la basílica de San Pedro, con una participación limitada de fieles.
Tampoco le será posible realizar los Ejercicios Espirituales que celebraba junto con la Curia romana en la Casa Divino Maestro de Ariccia, a las afueras de Roma.
Por esta razón, el papa Francisco invitó a los cardenales residentes en Roma, a los jefes de los dicasterios y a los superiores de la Curia Romana a retirarse en oración desde la tarde del domingo 21 al viernes 26 de febrero.