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Los trabajadores de salud a lo largo y ancho de Estados Unidos recibieron el lunes su primera dosis de la vacuna contra el coronavirus, mientras que la esperanza de que una campaña de vacunación pueda vencer al COVID-19 se enfrentó con la terrible realidad de que 300.000 personas han fallecido a causa de la enfermedad en la nación.
Me siento “aliviada”, dijo la enfermera de cuidados intensivos Sandra Lindsay luego de convertirse en la primera persona en ser vacunada en la nación, en el Centro Médico Judío de Long Island, en Nueva York. “Siento que ya viene la cura”.
Con una cuenta regresiva, los trabajadores del Centro Médico Wexner de la Universidad Estatal de Ohio empezaron a vacunar al personal en medio de aplausos.
Y en Colorado, el gobernador Jared Polis abrió la puerta al conductor de FedEx y firmó de recibido un paquete que contenía 975 dosis congeladas de la vacuna desarrollada por la farmacéutica Pfizer y su socio alemán BioNTech.
Las inyecciones dieron inicio a la que será la campaña de vacunación más grande en la historia de Estados Unidos, una que podría finalmente poner bajo control al brote.
La doctora Valeria Briones-Pryor, quien ha trabajado en la unidad de COVID-19 del Hospital de la Universidad de Louisville desde marzo y recientemente perdió a su 27mo paciente a causa del virus, estuvo entre los primeros en ser vacunados.
“Quiero volver a ver a mi familia”, comentó. “Quiero que las familias puedan volver a ver a sus seres queridos”.
Unos 145 sitios en todo el país, desde Rhode Island hasta Alaska, recibieron cargamentos de las vacunas y se tienen previstas más entregas en los próximos días. Los trabajadores de salud de alto riesgo fueron los primeros en la fila.
“Estas son 20.000 dosis de esperanza” dijo John Couris, presidente y director general del Hospital General de Tampa.
Los residentes de casas para ancianos también tienen prioridad, y un Centro Médico de Asuntos de Veteranos en Bedford, Massachusetts, anunció en Twitter que su primera dosis fue para la veterana de la Segunda Guerra Mundial, Margaret Klessens, de 96 años. Otras casas para ancianos del país esperan empezar a vacunar en los próximos días.
La campaña de vacunación empezó el mismo día que la cifra de muertes por coronavirus en Estados Unidos superó la marca de las 300.000, de acuerdo con el conteo de la Universidad Johns Hopkins.
El número de decesos es equivalente a la población de ciudades como San Luis o Pittsburgh. Es más de cinco veces la cantidad de estadounidenses que fallecieron en la Guerra de Vietnam. Es igual a que ocurra un atentado como el del 11 de septiembre de 2001 todos los días durante más de 100 días.
“Pensar que ahora podemos asimilar 3.000 muertes al día en nuestra nación como si fuera algo normal, eso sólo representa un fallo moral”, dijo Jennifer Nuzzo, investigadora de salud pública en la Johns Hopkins.