El candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, insistió ayer, durante el último debate presidencial en Las Vegas (Nevada), en la construcción del muro que separe EE.UU. de México, mientras que su rival demócrata, Hillary Clinton, dijo que bajo su presidencia no habrá "fronteras abiertas".
"Quiero el muro, tenemos que detener las drogas. Tenemos a hombres malos que se tienen que ir. Cuando la frontera esté segura vamos a tomar una decisión sobre lo demás", dijo Trump, al acusar a su rival de querer "fronteras abiertas".
Clinton, por su parte, negó que quiera "fronteras abiertas", tal y como reveló la organización Wikileaks al filtrar recientemente un discurso privado y pagado de la ex primera dama, y aseguró que lo que pretende es una frontera segura y una reforma migratoria.
La candidata demócrata, además, acusó al magnate neoyorquino de querer separar familias al deportar a padres inmigrantes con hijos nacidos en Estados Unidos.
"Conocí a una joven aquí en Las Vegas muy preocupada de que sus padres fueran deportados. Yo no quiero separar familias, no quiero mandar a padres lejos de sus hijos, no quiero ver una fuerza de deportación", apuntó Clinton, consciente de que Nevada es un estado con creciente población hispana que puede caer del lado demócrata.
Clinton alertó de que si la fuerza de deportación de Trump se pone a la práctica habrá agentes buscando a los 11 millones de indocumentados que hay en el país "escuela por escuela" y "negocio por negocio", además de autobuses y trenes llenos para expulsarlos de EE.UU.
En su turno, Trump acusó a Clinton de haber votado a favor del muro en el pasado, cuando era senadora, y de cambiar de opinión "porque nunca logra hacer nada".
El magnate neoyorquino defendió la construcción del muro porque, según él, Estados Unidos se queda "con la droga" y México "con el dinero", en alusión también a los tratados comerciales