Las noticias que llegan desde todas partes del mundo demuestran el secreto de las sagas del Covid: es un virus recurrente. Se oculta y luego reaparece y contraataca.
Conociendo este modus operandi, los dominicanos no deben creerse liberados del peligro por el hecho de que las últimas estadísticas muestran una especie de reflujo de la pandemia.
Los países que pretendieron apurar la vuelta a una “normalidad” eliminando o minimizando las restricciones y los mecanismos de control, están hoy cerrándose de nuevo , desconcertados ante la ola de ataques del coronavirus, tan agresivas como expansivas a las de su debut en el mundo hace diez meses.
Lo pertinente ahora, como aconseja la Organización Panamericana de la Salud, es mantener esta regla de tres: seguir aplicando pruebas diagnósticas masivas, hacer cumplir las normas de control epidemiológico y mantener el distanciamiento físico, el uso de mascarillas y lavado de manos sistemáticamente.
Lo que nos ha dado el Covid en estos días es una tregua efímera. Dependiendo del cumplimiento de estas reglas seremos más o menos vulnerables a sus rebrotes, que persistirán hasta por dos años más, según los científicos.
Es casi la misma dinámica engañosa de los ciclones. En su vórtice, en lo que se llama el ojo del huracán cuando se forman los remolinos de vientos, estos pueden ser tan menores en intensidad que hacen pensar a los humanos que lo peor ya pasó.
Estamos en el vórtice del Covid. No nos descuidemos ni abandonemos la actitud de alerta, ni relajemos las medidas de prevención. Esta saga no termina hasta que cantemos el out 27.