José Lois Malkún
Santo Domingo, RD
A partir de octubre hay que abrir la economía. No más toque de queda ni restricciones a ningún tipo de negocio.
Si la gente llena los aviones a Estados Unidos y Europa, abarrotan el metro de Santo Domingo y saturan los autobuses y el teleférico, exigiendo únicamente el uso de mascarillas, también pueden abrirse los cines, discotecas, restaurantes con aire acondicionado o al aire libre, teatros, espectáculos al aire libre, estadios deportivos, balnearios.
Todos adoptando las medidas de protección básica: control de temperatura, cierto distanciamiento y uso obligatorio de la mascarilla.
Aparentemente la curva de infección del coronavirus se aplana poco a poco y ya no podemos seguir cerrando al país 10 horas diarias, porque el costo económico será mucho mayor a los efectos de la pandemia.
Las escuelas deben abrir con clases presenciales en los municipios donde haya menor incidencia de la pandemia. Y gradualmente abrirlas en todo el país antes de diciembre. Ciento de miles de niños de familias de bajos ingresos y en lugares apartados no dispondrán de los medios para recibir clases virtuales.
El riesgo de algunos rebrotes es manejable hasta el punto donde la disponibilidad de camas permita que todos los casos que requieran hospitalización sean atendidos. Según el último boletín epidemiológico, la ocupación hospitalaria para Covid-19 se sitúa en un 30%, en UCI 49% y el uso de ventiladores en un 34%.
O sea, hay espacio suficiente para enfrentar cualquier rebrote por la reapertura.
Hasta la fecha se han realizado casi 400 mil pruebas de las cuales unas 99,800 dieron positivo. De estos, han fallecido 1,864.
Igualmente, de los 99,800 infectados 73,228 han sido curados y 24,800 siguen activos.
Entre curados y descartados por las pruebas hay unas 400 mil personas que están libres del virus, aunque lo pueden contraer si se descuidan.
Estimaciones de expertos en epidemiología e infectología apuntan a que en República Dominicana más de un millón de personas han sido afectados ya por el virus que produce la enfermedad Covid-19, tomando en cuenta que estudios indican que por cada afectado hay entre 8 y 12 más positivos que no han sido captados por el sistema de vigilancia.
Dentro de ese millón de impactados por el Covid estarían los asintomáticos, los que tienen síntomas leves, los que no acudieron a centros de salud ni se realizaron pruebas diagnósticas y aquellos que han sido captados por el sistema de vigilancia, que en el país actualmente se aproximan a los 100,000 casos.
Tenemos a 10 millones y medio de habitantes padeciendo penurias económicas por la pérdida de empleo, cierre parcial de miles de negocios, otros tanto declarándose en quiebra, cierre de escuelas, sin entretenimiento, sin deporte, perdiendo renta, perdiendo sus ahorros, afectados por las deudas y dependiendo para sobrevivir de los planes de ayuda del gobierno que no son sostenibles por mucho tiempo.
No se puede extender más allá de octubre ninguna medida de carácter restrictivo que limiten las actividades económicas, cualquiera que sea su naturaleza.
El turismo tiene que repuntar en el último trimestre invirtiendo el dinero que sea para que los extranjeros vengan al país y se sientan seguros en nuestros hoteles, playa y montañas.
Con el cierre de muchas actividades y el toque de queda, cada día la situación económica del país se agrava, con más déficit, más desempleo, más pobreza y más requerimientos financieros, lo que implica llevar la deuda a un nivel casi impagable.
Las concesiones fiscales deben tener un límite, el crédito se ha expandido lo suficiente, las tasas de interés han bajado a un mínimo histórico y al gobierno le quedan pocos cartuchos para seguir disparando el gasto social.
Finalmente, los requerimientos financieros para los próximos meses, que se remontan a unos US$2,500 millones, solo se conseguirán si la economía no se sigue deteriorando ya que eso hará muy difícil la colocación de bonos internos y externos.
Y no olvidemos que mientras la desesperación se haga insoportable entre aquellos que lo han perdido todo o están por perderlo, en esa misma medida habrá más gente tirada a la calle buscando su sustento lo que implica riesgos más altos para que el virus se propague.
Hay que revertir esta tendencia del PIB, que está resultando mucho más grave para los dominicanos que la propia pandemia.