Por: Antonio Broto
Latinoamérica se ha convertido en las últimas semanas en nuevo epicentro de la pandemia de COVID-19, con más de un millón de casos, y el mes de junio va a ser crucial para frenar su avance la región, según destacó a EFE el experto de la Organización Panamericana de Salud (OPS) Marcos Espinal.
El director del Departamento de Enfermedades Transmisibles de la OPS (brazo de la Organización Mundial de la Salud en las Américas) resaltó que junio “va a ser un mes crítico, en el que los países que implementaron medidas de mitigación a tiempo podrán manejar un poco mejor la sobrecarga de casos en sus sistemas de salud”.
El experto dominicano recordó que en estos momentos países de la zona como Brasil, Chile o México están experimentando aumentos diarios de hasta el cuatro y cinco por ciento en cuanto a nuevos contagios, y otros como Bolivia o Venezuela también están aumentando sus cifras relativas de casos diarios, “una situación aún muy delicada”.
Problemas sociales agravan los sanitarios
Ello se complica por los problemas económicos de la región, con grandes bolsas de pobreza y muchos trabajadores informales sin cobertura de salud o medios para subsistir en un confinamiento, lo que está llevando a algunos países a considerar desescaladas pese a que aún no se han reducido los contagios.
Desde la OPS “se ha recomendado que no es el tiempo para reabrir, pero cada país es soberano”, asegura Espinal, quien indica que la organización entiende “que muchas personas sin trabajo fijo tienen que buscar el sustento de sus familias”.
Si deciden reabrir, “que sea de forma paulatina y analítica”, sugirió el experto, animando a que en cada país se sienten a decidir estas medidas responsables económicos y de finanzas junto a autoridades de salud pública y representantes de la sociedad civil.
Espinal explicó que los países latinoamericanos por una parte contaron con algo más de tiempo que los europeos para iniciar medidas de prevención (distanciamiento social, campañas de concienciación) pero por otro lado muchas de sus redes de salud no están lo suficientemente financiadas para este tipo de emergencias.
“La OPS recomienda que los países inviertan como mínimo un seis por ciento del producto interno bruto en salud pública, pero la mayoría de ellos no llega a esa cifra”, lamenta el experto, quien confía en que la pandemia ayude a los países de la zona a concienciarse mejor sobre esta necesidad.
“La inversión debe ser en cantidad y calidad, durante años, porque no sólo se trata de enfrentar la COVID sino también otras enfermedades que van a venir en una región donde ya tuvimos el zika o la gripe H1N1”, recordó.