Por Víctor Bisonó
República Dominicana es un país de jóvenes. En las pasadas elecciones del 15 de mayo, el 40.4% lo componían los llamados “Millenials”, personas nacidas entre 1981 y 1995. Dicho porcentaje representa 2.8 millones de personas, haciendo de este sector demográfico el de mayor peso y potencial del país, y decimos potencial, porque en lugar de abrirse paso y de avanzar, la juventud ha ido perdiendo terreno.
Mis inicios en la política fueron desde el ala juvenil del partido con que me identifiqué. En ese entonces, tanto mis compatriotas de causa como quienes escogieron otros espacios, decidíamos unirnos a la política motivados por una mística especial. Desde luego, cada uno de los partidos de aquella época se encontraban en el caudillismo, pero los propios caudillos representaban una idea. Quienes nos sumamos al reformismo, mayormente lo hicimos convencidos de que con ello defendíamos la reforma agraria, la austeridad, el control del endeudamiento, el medio ambiente, la inversión en infraestructura y la soberanía nacional.
No obstante, en los tiempos posteriores a la desaparición física de los grandes líderes del siglo XX, la centralización se hizo mayor. Ante ello, el escenario se vuelve negativo por tres razones. Por un lado, están quienes se frustran al ver que no se les permite tener siquiera voz en las organizaciones que han escogido para hacer vida política y deciden abandonar. Por otro, están quienes pierden todo tipo de idealismo al verse con esta realidad y terminan uniéndose al sistema que querían cambiar. Y por último, el más preocupante, quienes no se molestan siquiera en poner atención a la política, pues ante sus ojos se trata de una actividad para un exclusivo y poderoso grupo que solo va a beneficiarse de su participación en la política.
Ante este escenario, y honrando el camino que desde joven pude recorrer, fundamos en el 2007 el Centro de Análisis para Políticas Públicas (CAPP), con el principal objetivo de darle ese espacio perdido a la juventud, espacio que los partidos políticos le han negado.
Por eso, desde el año 2012, anualmente, le dedicamos toda la energía a celebrar el Campus Juvenil CAPP. Este año, en su quinta edición, con jóvenes expositores representantes de 20 países hermanos, en el marco de la 46ta. Asamblea de la OEA, tratamos temas fundamentales para el país como lucha contra la corrupción, defensa de los derechos humanos, promoción de la institucionalidad, retos democráticos y modernización de la política. En las instalaciones de la PUCMM recibimos a cerca de 400 jóvenes de diferentes partidos e ideologías, un intercambio enriquecedor, pero sobre todo, inspirador. Una cosa es clara, partidos y democracia van de la mano, pero democracia no solo se atiene a los partidos políticos. Ganamos todos y gana el país cuando los jóvenes luchan por recuperar esos espacios, debatir ideas y moldear su propio futuro. Avanzamos.