En un video enviado a los miembros de la Renovación Carismática Católica Mundial, con motivo de la Solemnidad de Pentecostés, el Papa Francisco invitó a construir “una sociedad más justa, más equitativa, más cristiana” cuando se derrote a la pandemia de coronavirus.
El Pontífice señaló que “cuando salgamos de esta pandemia, no podremos seguir haciendo lo que veníamos haciendo, y cómo lo veníamos haciendo. No, todo será distinto”.
“Todo el sufrimiento no habrá servido de nada si no construimos entre todos una sociedad más justa, más equitativa, más cristiana, no de nombre, sino en realidad, una realidad que nos lleva a una conducta cristiana”, aseguró.
Insistió en que “si no trabajamos para terminar con la pandemia de la pobreza en el mundo, con la pandemia de la pobreza en el país de cada uno de nosotros, en la ciudad en donde vive cada uno de nosotros, este tiempo habrá sido en vano. De las grandes pruebas de la humanidad, y entre ellas de la pandemia, se sale o mejor o peor. No se sale igual”.
Sobre la Solemnidad de Pentecostés, enseñó que “el Espíritu se posa sobre cada uno de los discípulos, sobre cada uno de nosotros. El Espíritu prometido por Jesús viene a renovar, a convertir, a sanar a cada uno de nosotros”.
“Viene a sanar los miedos, las inseguridades; viene a sanar nuestras heridas, las heridas que nos hacemos también unos con otros; y viene para convertirnos en discípulos, discípulos misioneros, testigos llenos del coraje, de la parresia apostólica, que son necesarios para la predicación del Evangelio de Jesús”. “Hoy más que nunca necesitamos que el Padre nos envíe el Espíritu Santo”.
Explicó que “hoy el mundo sufre, está herido; vivimos en un mundo muy herido, que sufre, especialmente en los más pobres, que son descartados, cuando todas nuestras seguridades humanas han desaparecido, el mundo necesita que le demos a Jesús. Necesita nuestro testimonio del Evangelio, el Evangelio de Jesús. Ese testimonio solamente lo podemos dar con la fuerza del Espíritu Santo”.
Por último, aseguró que “necesitamos que el Espíritu nos dé ojos nuevos, abra nuestra mente y nuestro corazón para enfrentar este momento y el futuro con la lección aprendida: somos una sola humanidad. No nos salvamos solos. Nadie se salva solo. Nadie”.