Las bebidas gaseosas tienen un atractivo especial y son deliciosas de consumir. Sin embargo, detrás de su sabor se esconden elementos que pueden ser perjudiciales para nuestra salud.
Alteraciones renales
Las bebidas gaseosas tienen el potencial de incrementar el riesgo de desarrollar cálculos renales. Ellas están cargadas de ácido fosfórico, y el exceso de ácido fosfórico estimula la formación de cálculos renales.
Enfermedades cardíacas
Las personas con muy altas cantidades de azúcar son más propensas a desarrollar el síndrome metabólico o síndrome X, cuyos síntomas son insulino-resistentes, hipertensas, tienen altos niveles de triglicéridos y poseen obesidad abdominal.
Estudios indican que las personas que consumen más de 1 gaseosa al día, indiferentemente de si es dietética o no, tienen 50% de riesgo de desarrollar el síndrome metabólico.
Osteoporosis
Quienes consumen bebidas gaseosas en vez de productos lácteos fundamentales como el queso o la leche, tienen una ingesta de calcio inferior a la normal.
El bajo porcentaje de calcio contribuye al padecimiento de osteoporosis. Y esto ocurre especialmente con niños y adolescentes.
Obesidad
Hay grandes cantidades de azúcar refinada en las bebidas gaseosas (sucrosa y almíbar de maíz de alta fructuosa).
La fructuosa afecta los niveles de presencia en la sangre de hormonas como insulina, leptina (hormona que inhibe el apetito) y la grelina (la hormona que estimula el hambre). El efecto de la fructuosa sobre estas hormonas es fundamental al hallar las razones detrás del aumento de peso.
Lo anterior, sumado a la genética y a la ausencia de ejercicio físico, puede aumentar las probabilidades de desarrollar obesidad.
De acuerdo a dsalud.com, la idea es no suprimir por completo el consumo de bebidas gaseosas en tu dieta, sino beberlas con moderación para no experimentar estos síntomas.