Las sartenes son nuestras mejores aliadas en la cocina. No obstante, su uso continuo hace que, poco a poco, las vayamos perdiendo.
Se queman, los alimentos quedan adheridos, se rayan y todo ello afecta a la calidad de las comidas que preparamos.
No importa que sean de barro, cerámica, teflón o hierro. Todas las sartenes tienen una vida útil basada en cómo las tratemos y cómo cuidemos de ellas.
Asimismo, también hemos de tener en cuenta que cuando una sartén está muy deteriorada puede desprender elementos tóxicos a los propios alimentos que estemos cocinando.
Es un dato importante que deberemos observar a medida que las utilicemos.
No obstante, nunca está de más conocer algunos truco sencillos con los cuales mantener su calidad.
No pasa nada si a veces se nos quema esa salsa, o si después de preparar un arroz descubrimos que una buena parte ha quedado adherida.
Con una buena limpieza y unas adecuadas estrategias caseras conseguiremos que esas sartenes queden como nuevas. A continuación, te lo explicamos.
Sartenes como nuevas con el truco de la sal y la patata
Puede que a muchos les sorprenda, pero para limpiar una sartén quemada, nada mejor que sal y una patata.
En nuestro espacio ya te hemos hablado en otras ocasiones sobre los múltiples usos de la sal para la limpieza del hogar. Es fascinante.
Además de económica, es capaz de eliminar todo tipo de suciedad, vencer humedades, desinfectar y recuperar distintos tipos de superficies.
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En lo que se refiere a la patata para limpiar sartenes, no es casualidad. Las patatas en combinación con la sal actúan como grandes “exfoliantes”, capaces de respetar la superficie del propio utensilio de cocina. Despega la grasa y limpia.
Toma nota sobre lo que debemos hacer.
Qué necesito
1 cucharada de sal gorda (12 g)
1 cucharadita de aceite (5 g)
1 patata
Cómo lo hago
En primer lugar, elegiremos una patata (una cualquiera que se esté poniendo “fea” en la cocina) y la cortaremos por la mitad.
Enjuga la sartén para quitar salsas o alimentos y deja caer la cucharada de sal gorda.
Ahora, con ayuda de la patata cortada, empieza a “fregar” sobre toda la superficie de la sartén haciendo círculos.
Seguidamente, enjuaga la olla o la sartén y seca.
Por último, deja caer esa cucharadita de aceite de oliva para proteger la superficie hasta el próximo uso. ¡Nunca falla!
Cómo limpiar una sartén de hierro fundido
Los expertos en el arte culinario nos dicen que cuanto más se utiliza una sartén de hierro fundido, mejor salen las recetas.
Ahora bien, el uso intenso hace que, poco a poco, los alimentos se adhieran a ella. Es más, algo que podemos ver es que a veces tampoco basta con limpiarlas con agua y jabón.
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La humedad que queda en ellas tras lavarlas de forma convencional hace que los alimentos no sepan igual.
A continuación, te explicamos un buen truco para limpiar tu preciada sartén de hierro, esa con la que preparas tus platos favoritos.
Qué necesito
Papel de aluminio
1 cucharada de sal gorda (12 g)
Procedimiento
El procedimiento es similar al usado anteriormente con la patata. Solo que, en esta ocasión, el papel de aluminio nos ayudará a ejercer una mayor fuerza sobre la superficie, pero sin dañarla en ningún momento.
Basta con fregar unos minutos la superficie con ayuda del papel de aluminio y la sal hasta que el primero quede totalmente oscurecido. Por último, enjuaga y elimina todo rastro de sal.
El resultado es sensacional.
Limpiar tus sartenes con vinagre y bicarbonato
Todo un clásico. Como ya sabes, en la limpieza del hogar tanto el vinagre como el bicarbonato son dos elementos imprescindibles.
Desinfectan, eliminan la grasa, la suciedad y, además, el bicarbonato de sodio nos ayudará a absorber la molesta humedad.
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Toma nota sobre cómo debemos llevar a cabo este sencillo truco.
Blanqueador natural de bicarbonato, sal y vinagre
Qué necesito
1 cucharada de bicarbonato de sodio (10 g)
2 cucharadas de vinagre blanco (20 ml)
1 vaso de agua caliente (200 ml)
Cómo lo hago
Lo primero que haremos será calentar ese vaso de agua. No obstante, la cantidad de agua dependerá de lo grande que sea nuestra sartén.
Una vez caliente la volcamos en la sartén, seguido de las dos cucharadas de vinagre blanco. Deja que actúe unos 5 minutos.
Pasado este tiempo retira parte del agua, dejando un poco menos de la mitad.
A continuación, añade el bicarbonato y, con ayuda de un cepillo, friega la grasa más resistente.
Por último, eliminamos esta agua sucia y el bicarbonato y lavamos la sartén con normalidad, con agua y jabón.
Verás como queda simplemente perfecta.
Para concluir, recordarte solo que si nuestras sartenes están muy quemadas o deterioradas, lo mejor será desecharlas y comprar unas nuevas.
De no hacerlo, corremos el riesgo de que transmitan a los alimentos cocinados en ellas elementos contaminantes y peligrosos.