LONDRES. (BBC Mundo). Algunas partes de la piel humana tienen una respuesta única al agua.

Al contrario que el resto de tu cuerpo, la piel de los dedos y palmas de tus manos y de los dedos y plantas de tus pies se arrugan tras un tiempo de exposición al agua. Normalmente cinco minutos bastan.

Pero ¿por qué se arrugan esas zonas de la piel al entrar en contacto con el agua?

Algunos creen que se trata de una reacción bioquímica; un proceso osmótico por el cual el agua arroja una serie de componentes en la piel, dejando una zona reseca y arrugada en su lugar.

Pero hace un siglo los científicos ya sabían que esta curiosa reacción no era un simple reflejo o el resultado de la ósmosis.
Eso gracias a que los cirujanos aprendieron que si eliminaban ciertos nervios de los dedos, éstos ya no se arrugaban. Los dedos “arrugados” son, entonces, señales de un sistema nervioso intacto.

De hecho, la reacción de arrugarse fue sugerida como una forma de determinar si el sistema nervioso simpático funcionaba correctamente en pacientes que no respondían a otros estímulos. Sobre todo esto, la comunidad científica, llegó a un consenso.
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Cómo ocurrió

Pero cómo evolucionó esta reacción, o incluso si representa una adaptación, continúa siendo objeto de un polémico debate.
El neurobiólogo Mark Changizi, del instituto de investigación sobre inteligencia artificial 2AI Labs, cree que hubo una adaptación.
En condiciones secas, los neumáticos lisos pueden agarrarse mejor al asfalto, lo cual explica por qué los autos de carreras suelen tener este tipo de neumáticos. Pero bajo la lluvia, las bandas de rodamiento son mucho más seguras. Los dedos “arrugados” podrían estar, por lo tanto, diseñados para el agarre en condiciones tanto húmedas como secas.
Es extremadamente difícil probar que cualquier característica biológica es una adaptación, y mucho menos aun que pudo haber evolucionado. Pero los investigadores pueden buscar pistas que indiquen si una característica pudo haber evolucionado como una adaptación.

En 2011, Changizi y sus colegas encontraron evidencia de que los dedos “arrugados” actuaban como bandas de rodamiento, canalizando el agua fuera de los dedos de las manos y pies cuando se mojan, y permitiendo a los primates -humanos y macacos- mantener su capacidad de agarre.

En otras palabras, las arrugas que resultan de la exposición al agua pueden ser consideradas diminutos sistemas de drenaje manuales de río.

En una “cuenta” típica, varios arroyos convergen en canales más grandes que, al final, desembocan en un río central, de la misma manera que las ramas de los árboles más pequeñas forman otras más grandes que terminan en el tronco del árbol.
Además, los tramos de tierra entre los ríos y arroyos están desconectadas.

Para averiguar si los dedos “arrugados” de los primates tenían características similares a las cuencas hidrográficas, Changizi y su equipo analizaron fotos de 28 dedos humanos.

Descubrieron que los dedos rugosos tenían exactamente la formación inversa a los drenajes de los ríos, con un “árbol” de piel abultada, marcado por canales divergentes, hundidos y desconectados entre sí.
Las partes que sobresalen no están colocadas al azar; ese patrón invertido tiene sentido. Los ríos hacen que confluya el agua, mientras que los canales de un dedo “arrugado” tienen la función de expulsar el agua.

“Al presionar la yema del dedo en una superficie húmeda, se exprime el líquido de debajo del dedo a través de los canales, y al terminar este singular flujo pulsátil toda la piel del dedo entra en contacto con la superficie”, escribieron los investigadores.
Agarre, o más
Pero las arrugas no aparecen hasta los cinco minutos de exposición constante al agua, aproximadamente, lo cual significa que el contacto incidental no es suficiente para que éstas se produzcan.

Lo curioso es que otras partes del cuerpo no se arrugan como los dedos.
Y eso ocurre mucho más rápidamente en respuesta al agua dulce que al agua salada, lo cual podría reflejar las circunstancias en las cuales podría haber evolucionado originalmente en los primates. Incluso si esta reacción no evolucionó directamente para ayudar al agarre, podría ser útil para esa tarea.

Un estudio de 2013 dirigido por neurocientíficos británicos reveló que los dedos arrugados ayudan a la gente a manipular objetos mojados. En el experimento, 20 personas tenían que transferir 45 objetos de diferentes tamaños de un contenedor a otro. En algunos casos, los objetos estaban secos y los dedos de los participantes estaban o lisos o arrugados. En otros casos, los objetos estaban sumergidos.

Los científicos encontraron que los dedos “arrugados” permitían a los participantes transferir los objetos más rápidamente cuando estaban sumergidos, aunque no encontraron diferencia alguna en el caso de los objetos secos.

Sin embargo, un estudio similar de 2014, dirigido por investigadores alemanes, demostró lo contrario. En esa investigación los científicos hicieron a 40 personas transferir 52 canicas y dados de diferentes tamaños y peso de un contenedor a otro.
Y descubrieron que no existían diferencias significativas en las habilidades para manipular objetos, independientemente de que los dedos estuvieran lisos o arrugados, o de que los objetos estuvieran secos o sumergidos.


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