A BORDO DEL AVIÓN PAPAL. Los homosexuales y otros grupos marginados por la Iglesia —como los pobres y los explotados— merecen una disculpa, afirmó ayer el papa Francisco.
A bordo del avión rumbo a Roma, tras un viaje a Armenia, al Pontífice se le preguntó si estaba de acuerdo con uno de sus principales asesores, el cardenal alemán Reinhard Marx, quien dijo durante una conferencia en Dublín en los días posteriores al letal ataque en Orlando dentro de un club gay, que la Iglesia les debe una disculpa a los homosexuales por haberlos marginado.
Francisco respondió con una variante de su famoso comentario “¿Quién soy yo para juzgarlos?”, y una repetición de la enseñanza de la Iglesia de que los gays no deben ser discriminados, sino tratados con respeto.
Dijo que algunos comportamientos politizados de la comunidad homosexual pueden ser criticados, por ser “un poco ofensivos para otros”, pero agregó: “Alguien que tiene este estado, que tiene buena voluntad, y que busca a Dios, ¿quiénes somos nosotros para juzgarlo?”. AP