SANTO DOMINGO.El Movimiento Marcha Verde se ha constituido en un verdadero dolor de cabeza para las autoridades y el partido oficial, que lo combaten con diferentes armas, pero no han podido disminuir su capacidad de movilización y de cuestionamiento.

Este movimiento presentó credenciales el 22 de enero pasado con una multitudinaria de movilización y desde entonces no ha cesado de reclamar, cívica y ordenadamente en gigantescos desfiles: el cese del fin de la impunidad y la corrupción que en los últimos años ha alcanzado niveles nunca visto.

 

Esta coalición de fuerzas y sectores constituye un fenómeno sociológico que comienza a ser estudiado, a pesar de su corta vida, por diversos cientistas sociales de América Latina.

Todos los sectores que la apoyan, convergen en un aspecto, que ha sido a lo largo de la historia nacional un dolor de cabeza para el pueblo: la corrupción y la impunidad.

Las movilizaciones masivas de este nuevo sujeto social llaman la atención de los servicios de seguridad del Estado y partidos políticos tradicionales que para movilizar a unos cientos de ciudadanos tienen que recurrir a millones de pesos e incluso atraerlos con dinero y comida. Todo el que asiste a una actividad de la Marcha Verde lo hace espontáneamente.

Empero. La gran capacidad de convocatoria que exhibe se debe a que la consigna de lucha contra la corrupción y el fin de la impunidad ha calado muy hondo en el pueblo dominicano.

Contra la Marcha Verde se ha desatado una feroz campaña con el fin de provocar su desmovilización y desprestigiarla, las llamadas “bocinas” del gobierno no cesan en su objetivo, pero hasta el momento han fracasado.

Desde un principio se desató a cabo una campaña para asociarla a empresarios del sector generación de electricidad que supuestamente se oponen a la construcción de la planta de generación eléctrica Punta Catalina.

Asimismo se intentó ligar al Movimiento Marcha Verde con actividades violentas para impedir que la población asistiera a sus actividades, pero ello también fue inútil y miles de familias acuden a las manifestaciones a enarbolar la bandera anti corrupción.

Otro intento por desprestigiar la Marcha Verde fue cuando se quiso relacionar con el narcotráfico, se montó una estratagema y se apresó a Juan Comprés dirigente de Movimiento Los Peregrinos, en Moca, provincia Espaillat, al cual se le colocó cocaína en su vehículo, en una burda operación que fue grabada con un teléfono celular por una persona y repudiada por toda la sociedad.

Lo último de esa visión es el interés del oficialismo de que la Marcha Verde se convierta en un partido político en el entendido de que así sería más fácil de combatir.

Como un movimiento social heterogéneo la Marcha Verde genera simpatía en diversos estamentos de la sociedad, pues la lucha contra la corrupción unifica a los dominicanos y es su único objetivo. Las tareas políticas son propias de los partidos.

Los principales dirigentes de la Marcha Verde saben que tan pronto se presenten ante la sociedad como una organización política dejará de recibir el apoyo de importantes sectores de la vida nacional y lo más probable es que termine siendo un grupúsculo más de los que existen en la vida nacional.

Su objetivo de por vida ha de ser, de manera cívica, limpiar a la administración pública de aquellos que van a la misma a enriquecerse a usar los recursos públicos en provecho propio.


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