El uso excesivo de los celulares por las múltiples funciones tecnológicas que tienen hoy en día, es un tema sobre el tapete del que ya muchos han sacado conclusiones.
Sin duda son útiles, para el trabajo, para la comunicación rápida, consultas y diversión. Pero cuando permanecemos varios días apegados a ese maravilloso aparatito, sin soltarlo medio minuto, muchos nos preguntamos si ya entramos en la categoría de adictos.
Toda actividad generadora de placer es potencialmente adictiva, y usar el celular podría ser una de ellas, categorizándose según su frecuencia en uso, abuso y dependencia, según aclara el psicólogo clínico Hanoy Vargas.
El experto detalla que el comportamiento adictivo relacionado al uso del celular podría identificarse por:
-Un fuerte deseo por estar en posesión y uso delequipo (usándolo indiscriminadamente al manejar)
-Uso compulsivo que afecta la buena administración del tiempo.
-Irritabilidad e inquietud cuando no se tiene o puede usar.
-Posible disminución progresiva de las actividades que implican interrelación personal directa.
-Persistir a pesar del constante señalamiento del mal uso que le estamos dando al aparato.
A la pregunta de qué es lo más dañino del uso constante de los celulares, explica que la pérdida del tiempo; material del cual está hecha la vida (según la Reina Isabel de Inglaterra).
Menciona como las consecuencias de este exceso: la alteración bioquímica del cerebro a la que me podría inducir el uso compulsivo, cambios importantes en el ciclo del sueño (despierto de madrugada y dormido en el día), con riesgo de crear dependencias a fármacos para inducirse al sueño, dejar de priorizar lo más importantes (trabajo, estudios, familia…) y alejarse de quienes están cerca, por acercarse a los que están lejos; además de volverme “un indeseable” mediante la mala interrelación personal.
¿El hecho de que casi todos queremos resolver determinadas cosas en las redes y los celulares, implica que seamos por lo menos adictos en potencia?
“Casi siempre las adicciones se explican por su sentido funcional y adaptativo; manejándose con ellas realidades psicosociales mediante éstas, como serían la aceptación, desinhibición, cómodo manejo de la ansiedad, depresión… Para diagnosticarla no es suficiente la cantidad de tiempo invertida en la actividad, sino los fines funcionales y adaptativos a los que me ayuda, junto a la persistencia de seguir haciéndolo incorrectamente a pesar de las consecuencias extremadamente negativas que me resulten”, dijo Vargas.
El terapeuta, formado como Master Training para ser docente de los programas Treatnet de Naciones Unidas, a través del UNODC en RD, agrega que alguien que trabaje usando su celular o la computadora con fines laborales, y terminada la faena del día vuelva al uso normal y controlado de los mismos, no cumple con los indicadores de adicción.
Tan claro como ilustrar a un enfermo de cáncer tratado durante un tiempo con morfina, poderoso derivado del opio, donde retirada la sustancia tendría el “síndrome de abstinencia”, pero sin posterior deseo por administrarse nuevamente la droga en su vida cotidiana.
¿Requiere esta adicción de una terapia, o existen formas de que cada persona ponga sus propios controles?
Hanoy Vargas dice que se le atribuye a Hipócrates señalar que no hay enfermedad sino enfermos, cosa cierta en las adicciones, donde quienes la padecen pueden agenciarse diferentes vías para salir, aunque en la mayoría de los casos necesitarán de la ayuda espiritual y/o terapéutica, pues aunque parece decisión fácil, bajo el enunciado popular: “lo que no conviene se deja”, la enfermedad usa el blindaje de la racionalización,impidiendo la introspección sin la cual es imposible motivarse al cambio.
UN APUNTE
¿Qué
es una adicción?
La adicción, según la describe la Organización Mundial de la Salud (OMS) es una enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación. Como fenómeno multifactorial se explica mediante variables biológicas, genéticas, psicológicas, sociales y espirituales.
Los signos y síntomas que la evidencian están adheridos al pensamiento obsesivo y comportamiento compulsivo; expresándose una perspectiva “presente hedonista”, tal cual lo plantea el psicólogo Philip Zimbardo, tornándose un aquí y ahora aunque perjudique después.