A todos nos han herido alguna vez y esto ha generado sentimientos de dolor, rencor y rabia. Es difícil perdonar cuando se ha sufrido una herida emocional. Sin embargo, al final de cuentas, el que no perdona, es el que más sufre. Y además, resulta que perdonar es bueno para tu salud mental.
Valeria estuvo viviendo con su novio por los últimos 5 años. Hace poco se enteró de que él tenía varios romances al tiempo que vivía con ella y le juraba amor eterno.
Por supuesto, la relación terminó, ella se fue de la casa que compartían y hoy se siente llena de rabia, odio y todo el tiempo piensa en cómo vengarse de él por su infidelidad.
Valeria está dolida. No puede soportar la idea del engaño, de las mentiras, de la hipocresía. “Es como descubrir que todo este tiempo viví con un extraño”, dice.
Es cierto que una situación así causa muchísimo dolor y que crea sentimientos de rencor y deseos de venganza. Cuando la mamá de Valeria le dice que tiene que perdonar a su ex y seguir adelante, Valeria no puede concebir la idea del perdón.
Tal vez ella piense que perdonar es olvidar. Y esto no es cierto. Los expertos dicen que el perdón no significa olvidar y hacer como si nada hubiera pasado. El perdón no hace que la otra persona se libre de su responsabilidad por el daño causado. El daño está hecho, pero quién decide perdonar más bien toma la decisión de dejar ir los sentimientos negativos de su corazón como el odio, la ira o rabia, la amargura, la hostilidad y el miedo.
Guardártelos no sólo trae problemas para tu salud mental (tristeza, irritabilidad, pesimismo, ansiedad), sino también para tu salud física: Varios estudios han demostrado que los sentimientos hostiles y de venganza le traen a tu cuerpo consecuencias similares que el estrés: presión alta, tensión muscular, problemas para dormir y aumento en la sudoración.
Han pasado algunos meses y Valeria decidió que nada de lo que ella haga en contra de su ex, va a remediar su dolor. Así que ahora está decidida a dejar atrás ese capítulo de su vida y a trabajar en su propio bienestar.
¡Su cuerpo ya le estaba pasando una cuenta de cobro! Y ni qué decir de su mente. Valeria tenía problemas para dormir, para concentrarse, no quería hacer nada, todo le disgustaba y lo único que quería era quedarse en la cama todo el día. Estaba deprimida. Además de eso, el acné volvió a su cara con fuerza y el médico le dijo que tal vez era culpa del estrés y la tristeza.
Valeria está haciendo algo que puede serte útil si también estás atravesando por un momento difícil en el que alguien te ha herido: ejercicios de relajación a través de la respiración, ejercicio regular con disciplinas como yoga y pilates, meditación, terapia psicológica y grupos de apoyo.
Concéntrate en tu bienestar y pon tu mirada en el futuro. Tómate tu tiempo para dejar los sentimientos negativos atrás, porque al final, la persona que te hirió probablemente siguió con su vida y tú debes hacer lo mismo. La vida es corta y hay que vivirla con alegría.
Trata de perdonar, dejando atrás las emociones negativas que al final, sólo te perjudican a ti.