BBC Mundo

Más de cinco siglos después de su llegada a América, los enigmas que rodean a la figura de Cristóbal Colón siguen siendo muchos.

Aunque este 12 de octubre se cumplen ya 527 años de su primer viaje al «Nuevo Mundo» al frente de una expedición financiada por la Corona española, los historiadores siguen sin ponerse de acuerdo, por ejemplo, sobre cuál era la nacionalidad del navegante.

Pero no es esa la única incógnita. La discusión de expertos se centra también en tratar de aclarar dónde está realmente enterrado Colón, quien falleció en 1506.

 

Y lo cierto es que la duda parece razonable, teniendo en cuenta que sus restos mortales viajaron casi tanto como lo hizo el histórico personaje en vida.

El viaje de los huesos

Cristóbal Colón fue inicialmente enterrado en el convento de San Francisco de la ciudad española de Valladolid, donde murió tras sufrir un paro cardíaco.

Tres años más tarde, sus restos fueron trasladados al monasterio de La Cartuja, en Sevilla.

En 1523, Colón volvió a cruzar el Atlántico junto a los restos de su hijo Diego para descansar en la isla de La Española (actualmente compartida por República Dominicana y Haití), de especial significado para el almirante después de que los europeos fundaran allí su primera colonia al llegar a América.

Allí, en la catedral de Santo Domingo, su cadáver reposó hasta que en 1795 España cedió a Francia la totalidad de la isla a raíz del Tratado de Basilea.

Sus cuerpos fueron de nuevo exhumados y trasladados a la catedral de La Habana, hasta que Cuba logró su independencia de España en 1898 y los restos de Colón volvieron a deshacer el camino y regresaron a Sevilla para ser enterrado en su catedral.

Sin embargo, tanto España como República Dominicana siguen asegurando a día de hoy que los restos mortales de Colón permanecen en su territorio.

¿Cómo es posible?

Las pruebas de ADN de Sevilla

Para tratar de despejar dudas sobre su autenticidad, España autorizó realizar unos análisis de ADN sobre los restos de huesos conservados en Sevilla que, en el año 2006, llegaron a la firme conclusión de que correspondían a Cristóbal Colón.

El genetista de la Universidad de Granada José Antonio Lorente fue responsable de aquella histórica investigación que define como «un privilegio y un honor».

«También supuso un enorme reto, porque sabía que iba a ser un proceso lento y complejo y porque era consciente de que algunas de las conclusiones a las que se pudiesen llegar no iban a ser entendidas por todo el mundo», le dice a BBC Mundo.

Los estudios realizados sobre los huesos de Cristóbal Colón, su hermano Diego y su hijo Hernando concluyeron que había una coincidencia absoluta entre el ADN mitocondrial de los dos primeros, el cual se transmite de madre a hijo.

«No cabe ninguna duda» de que lo que expone en una urna en la catedral de Sevilla son los restos de Colón, dijo entonces Lorente.

Las pruebas documentales de Santo Domingo

Pero República Dominicana también reclama tener en su poder lo que asegura son los restos del navegante.

El origen de esta disputa es una caja encontrada en 1877 en la catedral de Santo Domingo con restos de huesos y una inscripción en su interior en la que se leía «Cristóbal Colón».

Desde entonces, las autoridades dominicanas mantienen que los restos nunca salieron de la isla, sino que los españoles se llevaron a Cuba los huesos de otro familiar de Colón (posiblemente de su hijo Diego o de algún nieto, uno de los cuales —para seguir contribuyendo a la incógnita— también se llamaba Cristóbal Colón).

«Nosotros los dominicanos consideramos oficialmente que los restos auténticos de Cristóbal Colón están aquí basados en las pruebas documentales e históricas que existen, que son las principales», subraya el viceministro de Patrimonio Cultural de República Dominicana, Federico Henríquez Gratereaux.

En conversación con BBC Mundo, Henríquez apunta como dichas apruebas a «los documentos levantados en la catedral sobre en qué lugar estaban enterrados los restos de cada miembro de la familia Colón, la urna, la placa en el interior o los textos de los notarios que actuaron en las exhumaciones».

«A nosotros nos dejan sin lugar a dudas sobre de quién son los restos», afirma.

¿Qué opina República Dominicana de los análisis en España?

Henríquez asegura que el gobierno dominicano no se ha pronunciado sobre las investigaciones de Sevilla, «a las que tampoco se opone», matiza.

Sin embargo, el viceministro apunta a la posibilidad de que sus resultados se deban a que todos los miembros de la familia Colón enterrada en Santo Domingo compartían información genética.

«Los restos de Cristóbal Colón, (su hijo) Diego y los de Luis Colón y Toledo (su nieto, quien también fue enterrado en la catedral de Santo Domingo) son de la misma familia, por lo que un estudio científico sobre los restos de ellos tres daría el mismo origen», opina.

«Ahora, si preguntas cuáles restos son de uno y cuáles de otro, entonces ya no te sirven las pruebas de este tipo».

Lorente, en cambio, descarta la teoría de que los restos de Sevilla puedan ser de otro miembro de la familia.

«Con los datos que tenemos en este momento, la conclusión es que son de Cristóbal Colón», remarca el genetista, si bien avanza que están ampliando los estudios para aumentar la probabilidad y «conocer algo de los orígenes» del navegante.

¿Por qué no autoriza República Dominicana pruebas de ADN?

La pregunta entonces es: ¿por qué las autoridades dominicanas no permiten realizar análisis de ADN a los restos de Santo Domingo para despejar cualquier tipo de duda?

«Se realizaron peticiones formales en 2003 y miembros del equipo (yo, entre ellos) estuvimos en República Dominicana y nos reunimos con el entonces ministro de Cultura. Tras estudiar el caso, nos dijeron que ellos no tenían dudas sobre los huesos que había en Santo Domingo y que por lo tanto no era necesario estudiar el ADN», recuerda Lorente.

Henríquez insiste en que «las pruebas documentales son tan importantes o quizá más que cualquier prueba científica, que tampoco digo que deba ser echada de menos ni eliminada», a la vez que confirma que el gobierno dominicano «no tiene previsto hacer» este tipo de análisis sobre los restos.

El viceministro afirma que los huesos «no pueden salir de República Dominicana» y argumenta que este tipo de pruebas «son sumamente especializadas, que no se pueden hacer en todos los países».

Sin embargo, Lorente recuerda cómo hace años se ofreció al gobierno del país caribeño que «los historiadores y científicos dominicanos que ellos designasen se podrían incorporar al equipo, al igual que ya hay científicos italianos, portugueses, españoles, etc.».

«Y este ofrecimiento permanece», subraya.

¿Y si ambas teorías son correctas?

Pero, por si fuera poco, estas dos no son las únicas teorías que tratan de responder a la incógnita sobre dónde se encuentran los restos de Colón.

Otra hipótesis apunta a que sus huesos nunca salieron de La Cartuja de Sevilla después de que en 1950 se encontraran allí unos restos humanos, pese a que finalmente fueron identificados como los de su hermano Diego.

Otra teoría, sin embargo, vendría a confirmar de algún modo la validez de las versiones de España y República Dominicana, al apostar por que los restos de Colón fueron distribuidos en diferentes lugares y, por lo tanto, tanto los de Sevilla como los de Santo Domingo podrían ser auténticos.

Esta versión podría estar avalada por el hecho de que los restos conservados y analizados en Sevilla no era mayor «del 30-35% de lo que corresponde al esqueleto de una persona», según Lorente.

«Se sabe que en la urna donde reposan los restos de Colón en República Dominicana tampoco está el esqueleto completo de una persona, puede que estén en ambos sitios en mi opinión, aunque hay muchos historiadores que dicen que esto no es posible», dice el genetista.

Preguntado por la veracidad de esta teoría, el historiador dominicano Jesús de la Rosa asegura en cambio que «en esos tiempos era costumbre dividir los restos en varias partes y conservar los restos en varios lugares».

Interés turístico «extraordinario»

Sin embargo, de la Rosa (quien confiesa ser de los pocos estudiosos dominicanos que no cree ciegamente en la autenticidad de los restos de Santo Domingo) cree que lo mejor para acabar con la incógnita es que su país autorice realizar análisis de ADN.

«Todas las teorías tienen algún argumento que las justifica de algún modo, pero yo preferiría que los restos fueran analizados con las técnicas adelantadas que hoy se disponen para probar una cosa u otra», le confiesa a BBC Mundo.

El viceministro Henríquez reconoce que en conservar los huesos del primer europeo que llegó al continente americano «hay un interés extraordinario de carácter turístico, así que todos los países quisieran tenerlos».

«Para nosotros, el valor histórico, turístico y cultural de tener los restos de Colón es de primer rango», afirma.

El historiador de la Rosa cree que, si bien es cierto que la mayoría de la población dominicana está educada y aferrada a la versión de que los restos están en Santo Domingo, «el mundo no se va a acabar» si se llegara a comprobar algún día que no son los auténticos.

«Creo que confrontando ideas no vamos a llegar a ninguna parte, la única manera es justamente lo que están haciendo los españoles. Mientras eso no se examine con métodos científicos actuales, la duda va a permanecer siempre», concluye.


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