Tras afirmar haber encontrado el “tratamiento” contra el nuevo coronavirus COVID-19, el especialista francés en enfermedades infecciosas Didier Raoult comenzó ayer a lunes el medicamento con cloroquina.
Raoult cuenta con la autorización del Hospital Universitario IHU de Marsella y el consentimiento de las familias para aplicar cloroquina en 24 pacientes, obteniendo resultados esperanzadores.
El Alto Consejo de la Salud de Francia recomienda no utilizar su tratamiento, salvo para casos graves y bajo vigilancia médica estricta.
“Cuando usted tiene un tratamiento que marcha contra cero que funciona, este es el tratamiento que debe ser la referencia. Esa es mi libertad de prescribir como médico. Nosotros no tenemos que obedecer al estado para cuidar a los enfermos. Las recomendaciones de la Alta Autoridad de la Salud es una indicación pero no estamos obligados. Después de Hipócrates, los médicos hacemos lo mejor, en el estado de nuestro conocimiento y el estado de la ciencia”, argumentó el infectólogo de acuerdo con una publicación de el diario argentino Clarín.
Dijo que sería “inmoral” no aplicar el tratamiento, puesto que él y su equipo han demostrado que es eficaz.
La cloroquina es un antipalúdico barato y utilizado desde hace varias décadas contra la malaria. Se conoce bajo varios nombres comerciales según los países y fabricantes: Nivaquine y Resochin.
Existe un derivado, la hidroxicloroquina, para las enfermedades articulares de origen inflamatorio.
¿Cómo lo aplican?
Dan hidroxicloroquina a razón de 600 mgs por día durante seis días, bajo la forma de Plaquenil, que es el nombre del medicamento, como comprimidos, tres veces por día. La azitromicina, a 250 mgs, dos veces al día el primer día y una vez por día durante cinco días.
“Nosotros creemos que hemos encontrado el tratamiento con nuestro equipo. Y sobre el plano de la ética médica, yo estimo no tener el derecho como médico de no utilizar el único tratamiento del que se han hecho pruebas. Yo estoy convencido que al final todo el mundo utilizará este tratamiento. Es solo una cuestión de tiempo antes que la gente deje de comerse su sombrero y diga: esto es lo que hay que hacer”, expresó.