Celeste Pérez
Es común escuchar o usar la palabra "provecho" cada vez que alguien está almorzando o cenando, como acto de educación y cortesía, sin embargo, según las reglas de etiqueta moderna, esta expresión se considera todo lo contrario, una frase de mala educación.
"Provecho" se refiere al eructo que hace un bebé luego de haber amamantado, que generalmente viene acompañado de un pequeño vómito. De manera que al decir "provecho" a los comensales, estás refiriéndote a una acción que se consideraría de mala educación en la sociedad occidental: eructar en la mesa.
Los expertos en etiqueta recomiendan decir, por ejemplo: "que disfruten" o "buen apetito", fórmulas que no exigen necesariamente una respuesta, por lo que no Interrumpirá el bocado. .
Entonces… ¿de dónde viene pensar que es de buena educación desearle a alguien "buen provecho"?
Si nos remontamos históricamente hasta el siglo VII, los árabes conquistaron el norte de África y luego gran parte de España: sometieron a las poblaciones autóctonas y éstas adoptaron la lengua y las costumbres, entre ellas el eructo en la mesa como muestra de una buena comida.
Como se sabe, los Reyes Católicos terminaron persiguiéndolos, echándolos y renegando de su religión. Seguramente también ese fuese el momento final del erupto en la mesa (y de ahí la labor educativa de Cervantes); sin embargo, aunque el eructo era repudiado por la clase alta, sobrevivió entre la sociedad, al igual que el decir “buen provecho”.