Con Venezuela envuelta en otro capítulo de su prolongada crisis política, uno mayúsculo con desenlace impredecible, a ocho días del arranque de la Serie del Caribe reina la incertidumbre de si se podrá jugar en Barquisimeto en febrero (2-8).
Con la opción de suspender o trasladar el evento sobre la mesa, ha entrado a las conversaciones la candidatura de Santo Domingo, confirmó ayer a DL una fuente vinculada con el certamen.
La fuente reveló que el montaje del certamen cuesta US$4 millones (cifra que el gobierno de Nicolás Maduro ya entregó a los organizadores) y un empresario dominicano estaría dispuesto a asumir la sede si obtiene la mitad de ese dinero de los venezolanos.
“Creo que con tres millones y medio de dólares se puede hacer aquí. Tendríamos cinco días para armarla”, dijo la fuente, que no ve posibilidades de que se juegue en suelo bolivariano, donde no se disputa desde 2010. La oferta dominicana fue planteada en la teleconferencia que sostuvieron el jueves los presidentes de las ligas de Puerto Rico, México, Venezuela, Cuba y República Dominicana y para hoy se podría tener una respuesta.
La cifra que entregarían los sudamericanos se justificaría con el pago de la señal satelital, unidad móvil, desembolsos de dietas, salarios, transporte y hospedaje a cinco equipos con 28 pelotero.
Almonte, a favor de ir
Erick Almonte, recién electo presidente de la Federación Dominicana de Peloteros Profesionales, dijo que los jugadores están en la disposición de jugar el evento ya sea en Venezuela o en una sede alterna.
“Los peloteros quieren jugar y aprovechamos la presencia en el país de varios venezolanos en la final para tener una idea más acabada de las condiciones”, dijo Almonte.
Ayer, la Confederación del Caribe dio un plazo de 24 horas para fijar posición sobre el futuro del evento, que se juega desde 1949, con una interrupción entre 1960 y 1969 a causa de la revolución cubana. Desde la reanudación en 1960 solo en 1981 no se jugó a causa de una huelga de peloteros en Venezuela.