Deyanira Polanco
Santo Domingo
Juan tiene 52 años. Es padre de cinco hijos, uno de los cuales fue concebido con su esposa, una ciudadana estadounidense, por cuya vía obtuvo su visa de residencia en Estados Unidos.
Luego de vivir tres años en ese territorio, en 2017 decidió entregar el documento y retornar a República Dominicana, donde es comerciante. A cambio de su tarjeta, Juan solicitó una visa de no inmigrante o paseo, que al final le fue aprobada.
Por su parte, Teresa tenía residencia desde los cinco años y nunca vivió en Estados Unidos. Por más de tres décadas tuvo este documento y no fue hasta hace once años cuando decidió entregarlo y solicitar una visa de turista. Ambos nombres, Juan y Teresa, son ficticios, para preservar sus identidades.
Esos son solo dos entre cientos de casos de dominicanos que, para no correr el riesgo de perder sus residencias, optan por entregarla voluntariamente y solicitar una visa de no inmigrante.
La explicación que da el experto Roque Leonel Rodríguez es que se ha estimado que 50 mil dominicanos con residencia de Estados Unidos viven o estaban viviendo fuera de ese territorio.
Dice que muchos dominicanos que adquieren la visa de residencia en cadena (por petición de algún familiar directo), las están entregando al Gobierno estadounidense, por no residir allí, porque en la actual administración se está aplicando la ley que establece el tiempo de permanencia en el extranjero para los residentes de Estados Unidos.
¿Por qué ahora la entregan y antes vivían fuera de Estados Unidos?
La respuesta es que desde los años 60, cuando los dominicanos comenzaron a emigrar en números razonables a Estados Unidos y obtener residencia, hasta el último término del gobierno de Barack Obama tenían la creencia de que su tarjeta de residencia se podía usar como una visa de paseo, “que viviendo en República Dominicana, viajaban cada seis meses solo para darle entrada a la tarjeta y mantenerla vigente”, explica Rodríguez.
De hecho, señala, hubo casos de criollos que perdieron la visa de residencia por fraude, en una modalidad que incurrían todavía en los años 80 y 90, donde colocaban sello al pasaporte para evidenciar menos tiempo de estadía en el extranjero y más en EEUU, cuando era todo lo contrario. “Así, mucha gente perdía la tarjeta y no podía optar por un visado de turista”, senaló.
Agrega que después del 2001, cuando entraron las nuevas medidas de seguridad, respeta a la entrada y salida a Estados Unidos, se pudieron detectar muchas entradas anómalas, lo que provocó que muchas personas perdieran sus residencias y hasta fueran deportadas.
En cuanto a los seis meses, que aún mucha gente cree que puede vivir fuera de EEUU para mantener vigente su residencia, “es falso”, porque la ley dice que si una persona que se encuentre fuera de Estados Unidos un año o más, sin un permiso, pierde automáticamente el estatus de residencia.
Destaca también que si el residente se encuentra fuera de Estados Unidos por un tiempo razonable, dos o tres meses y cuando entra a ese territorio, el oficial de aduanas entiende que esa persona vive en el extranjero, independientemente del tiempo, puede solicitarle que entregue la tarjeta voluntariamente, llenando el formulario I-407, asegura el especialista.
Este caso, los que acceden a entregarla, lo que se acostumbra es darle una visa B-2 en el aeropuerto, para que pueda concluir el viaje “sin ser castigado” y que cuando regresa de Estados Unidos solicitar la visa de paseo por diez años.
Puntualizó que con la llegada del presidente Donald Trump, lo que se hizo fue aplicar la ley en la forma correcta en cuanto al tiempo de estadía fuera de EEUU y la ley establece que son cuatro meses máximo fuera de Estados Unidos, durante un año, sin perder su status de residencia.
Los profesionales son de los que más están entregando la residencia. Los dominicanos que tienen residencia estadounidense y trabajan en su país de origen, desde hace dos años, están optando por entregar la tarjeta o solicitan un permiso, pero no están entrando como antes. El alegato para el cambio de residencia por visa de paseo, según explican los clientes que van a las oficinas de Rodríguez, es que sus condiciones de vida como profesionales, especialmente médicos, abogados, empleados de bancos y públicos, es mejor en República Dominicana que trasladarse a Estados Unidos donde no van a poder ejercer su profesión, y algunos dicen que están pendientes de una pensión y prefieren entregar la residencia, para no perderla.
RECOMENDACIONES DEL ESPECIALISTA
Lo primero es actuar correctamente, sin mentir ni incurrir en ningún tipo de fraude para que no se cierre la puerta de entrada a Estados Unidos, ya que tarde o temprano las irregularidades son detectadas por las autoridades.
Segundo, que si la persona no va a vivir en Estados Unidos, soliciten un permiso de dos años para vivir en el extranjero sin perder la residencia y si no han tenido ningún problema judicial en el pasado, y si su tarjeta está vigente es mejor entregarla y cambiarla por una visa de turista. ¿Quiénes pueden volver a obtener la residencia entregada? Los que pueden volver a solicitar residencia después de haberla entregado voluntariamente, según Roque Leonel Rodríguez, tienen dos opciones “una de la opciones es que un pariente directo ciudadano o su esposo residente puede hacer la petición y el proceso es rápido. Y segundo, los que califican para solicitar residencia de nuevo, después de haberla entregado o perdido por no uso, son los que han vivido en Estados Unidos por mucho tiempo y han cumplido sus obligaciones de impuestos y de vida normal americana”.