NUEVA YORK. El expelotero Vladimir Guerrero, exaltado esta semana al Salón de la Fama de Cooperstown, pidió un recibimiento ordenado y sin accidentes, a su llegada este domingo a la República Dominicana, se espera que una multitud en caravana lo franquee a su salida del Aeropuerto Internacional Las Américas en Santo Domingo.
Dio que se siente muy contento por el respaldo que siempre ha recibido de los latinos y, especialmente de los dominicanos en los Estados Unidos, que han seguido su carrera.
Guerrero, quien estuvo acompañado por su madre, el presidente de los Angelinos de Anaheim, Arturo (Arte) Moreno, y la encargada de la oficina de turismo en Nueva York, Lucién Echavarría, habló extensamente con cada uno de los periodistas que le hicieron preguntas en una conferencia de prensa de recibimiento en el restaurante 809 de la calle Dickman en el Alto Manhattan, la tarde de este viernes.
“Me siento muy contento de lo que está sucediendo, vengo de un campo, Don Gregorio en Nizao (Baní) y comencé a jugar desde chiquito”, dijo el tercer dominicano y primer bateador en llegar a Cooperstown.
“Sé que habrá como doce o catorce orquestas en el recibimiento que me harán y espero que sea sin accidentes”, dijo el atleta.
Añadió que todavía no se imagina el nivel de recibimiento que le hará el país y esperará el domingo para emitir una opinión.
“Pero me siento muy contento por todo esto”, aseguró.
“Nuestro pueblo podrá disfrutar con las banderas en alto, le doy gracias a Dios que me permitió hacer mi trabajo en Estados Unidos”, expuso Guerrero.
“El ajetreo ha sido demasiado fuerte para mí, pero me siento contento”, dijo. “Todavía no he podido dormir bien y creo que lo del domingo también va a ser muy fuerte para mí”, agregó.
“Estoy muy satisfecho de lo que estoy recibiendo ahora mismo, como primer bateador en el Salón de la Fama, junto a Juan Marichal y a mi compadre Pedro Martínez”, dijo Guerrero.
Hablando del estilo de bateo que desarrolló en Grandes Ligas, relató que lo aprendió porque jugaba mucho a la placa en la República Dominicana.
Dijo que no tuvo ningún ídolo que lo inspirara, porque en su tiempo de niño no había televisión en su casa ni en muchos de los hogares de su campo.
Recordó que en 1992 estuvo ocho meses esperando por la firma en las Grandes Ligas y confirmó el desmentido de su madre sobre que tuvo que ponerse “un zapato de uno y otro de otro”.
Dijo que no sabe quién se inventó esa historia.
“Mis hermanos ya estaban firmados en Grandes Ligas y tenían zapatos, además de que mamá estaba en posibilidades de resolverlo”, comentó.
En la actividad, estuvieron el congresista Adriano Espaillat, el cónsul general dominicano Carlos A. Castillo y otros numerosos oficiales electos y funcionarios.