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El papa crea un centro para personas sin hogar en un palacio del Vaticano

CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Francisco ha hecho de un palacio del siglo XIX una residencia que acogerá día y noche a los mendigos de la capital y que será gestionada por la Limosnería Apostólica y por la Comunidad de Sant’Egidio.

El propio pontífice acudió esta tarde a la inauguración de este nuevo centro, que se suma a la barbería, las duchas o el ambulatorio temporal que ha hecho instalar en la plaza de San Pedro y que llega dos días antes de la III Jornada Mundial de los Pobres.

 

Francisco fue acogido en el edificio por el limosnero, el cardenal polaco Konrad Krajewski, entre otros, y procedió a visitar sus instalaciones, como las habitaciones o la capilla, ante lo que comentó “la belleza cura”, informó la Santa Sede en un comunicado.

Además se ha entretenido un rato charlando con algunas personas que residirán en el lugar y con sus voluntarios, algunos de ellos sintecho en el pasado y que ahora trabajan en este nuevo centro.

El edificio, al lado de la columnata de Bernini, cuenta con cuatro pisos y unos 2.000 metros cuadrados y es de propiedad del Vaticano desde que lo recibiera donado en 1939 por la familia Migliori.

Hasta hace pocos meses era usado por una congregación de monjas y una vez que se marcharon y el edificio quedó vacío, el papa que querido que fuera reconvertido en un centro de acogida para personas sin hogar, con un aforo nocturno de 50 personas.

Aunque su capacidad de acogida podrá aumentar en los días más fríos del invierno romano.

Se trata de un edificio construido a principios del siglo XIX, con interiores elegantes y estilo nobiliario, con ascensor, lo que permitirá el acceso a los ancianos y discapacitados.

Quienes duerman bajo su techo también tendrán cena y desayuno, y durante el día los voluntarios prepararán más de 250 menús calientes para repartirlos, como en años anteriores, en las inmediaciones de las estaciones ferroviarias de la ciudad.

Las obras han sido pagadas con el dinero recaudado con la venta de los tradicionales pergaminos con la bendición apostólica y con las donaciones de privados.

Y de su mantenimiento económico se ocuparán la Limosnería Apostólica y la propia Comunidad de Sant’Egidio.