Nueva York, la gran urbe de Estados Unidos que congrega la mayor cantidad de dominicanos que residen fuera del país, y nombrada por el alcalde Eric Adams como la "segunda República Dominicana", también ha sido el lugar que ha permitido que miles de comerciantes puedan establecer sus negocios y sacar adelante sus familias.

Por generaciones, las bodegas han sido un motor económico, un punto de encuentro familiar y comunitario y, además, el negocio por excelencia de los dominicanos en Nueva York, tanto así, que al día de hoy son propietarios de más del 60 % de estos establecimientos. De las 20 mil bodegas que hay en la Gran Manzana, 12,000 pertenecen a miembros de la comunidad dominicana, ubicadas en su mayoría en El Bronx y Brooklyn, seguido de Manhattan y Queens en menor proporción.

"Yo tengo más de 35 años en Nueva York y lo único que he hecho es trabajar en la bodega, de hecho, soy un colmadero desde Santo Domingo, vengo con, eso ha sido, por decirlo así, mi profesión, aunque quizás mucha gente no lo considere una profesión", fueron las palabras de Radhamés Rodríguez, presidente de la Asociación de Bodegas de América (UBA por sus siglas en inglés).

Rodríguez conversó con Diario Libre sobre el reciente acuerdo firmado por la UBA con el Banco de Reservas y sobre la situación de inseguridad que se encuentran atravesando los pequeños negocios de la ciudad, donde se encuentran las bodegas, esenciales para el día a día de los vecindarios donde se encuentran ubicadas.

Las bodegas, un servicio a la comunidad

Radhamés habló de lo duro y sacrificado que ha sido para él, como propietario de varios de estos establecimientos, mantenerlos y salir adelante, donde se hace necesario el apoyo de la familia para que estos puedan expandirse y obtener las ganancias necesarias para seguir brindando un servicio esencial en las comunidades.

"Es un trabajo bien difícil, en el que tienes que colmarte de mucha paciencia, pues te conviertes en una persona que está ahí, dando un servicio a la comunidad. Tienes que involucrarte con la comunidad, tienes que hacer amigos de la comunidad y eso va a depender mucho de tu comportamiento y de tu manera de ser, para tú poder ser, quizás poder subsistir en un negocio como este", dijo Rodríguez. "Son muchas las situaciones que tú tienes, porque mucha gente llega a veces de mal humor, la gente pasa, la gente cree que tú tienes que estar ahí para ellos, a veces van huyendo, a cambiar por ejemplo dos dólares para coger la guagua, y si tú no se lo cambias rápido, te mientan hasta la madre", continuó el bodeguero.

Los establecimientos abren alrededor de las 6:00 a.m. hasta las 12 de la media noche, algunas de ellas, dependiendo la localidad, permanecen abiertas 24 horas generando entre 60,000 y 70,000 empleos.

"Una bodega no puede operar, por muy pequeña que sea, con menos de cinco empleados. Donde tenemos bodegas que pueden tener hasta 15 empleados, y cuidado, si hasta más, porque son dos turnos. Entonces ya ahí tú puedes ver la magnitud que realmente tenemos solamente en ese renglón", destacó Rodríguez.

La delincuencia no les da tregua

Por años las bodegas también han sido blanco para la delincuencia, robos a mano armada y asesinatos, algunos tan notorios como el del joven dominicano de 15 años, Lesandro Junior Guzmán Feliz en el 2018, asesinado a sangre fría por un grupo de la peligrosa pandilla "Los Trinitarios", o la señora Juana Esperanza Soriano Perdomo de 61 años, quien murió durante una balacera en una bodega de El Bronx en el 2022. También está el caso de José Alba, empleado de una bodega en Harlem, también dominicano, que, tras ser agredido por un cliente, lo apuñaló fatalmente y ahora se enfrenta a la justicia de Nueva York por asesinato.