Por: Ángela Peña

Que no se hayan cumplido los ideales de Manolo Tavárez Justo no quiere decir que él estuviese equivocado en su decisión de organizar guerrillas y alzarse en noviembre de 1963 en las montañas dominicanas como protesta por la situación imperante y demandando el retorno a la constitucionalidad vulnerada con el derrocamiento del presidente Juan Bosch.
El ejemplo que el rebelde revolucionario dejó en la juventud de entonces todavía tiene fuerza, aunque luego de su inmolación se le ha dado la espalda a su lucha y a sus objetivos libertarios.
Esta nueva generación es la que va a cumplir aquellos sueños y a continuar la labor reivindicadora que él marcó, y está recibiendo la promoción de esos valores y se siente comprometida con el ideal de lograr una democracia real, el respeto a los derechos humanos y a la justicia, que es una lucha que sigue pendiente.


Así piensan directivos de la Fundación Patriótica Manolo Tavárez Justo reunidos con motivo del aniversario del levantamiento del líder junto a hombres y mujeres del 14 de Junio, el 28 de noviembre de 1963.
Elsa Justo, Marisela Vargas, Arnulfo Reyes, Somnia Vargas, Radhamés de Armas y Minou Tavárez Mirabal no solo pertenecen a la organización, fueron también decididos seguidores, amigos y parientes del que consideran el más puro, valiente, carismático y auténtico de los últimos tiempos, defensor de los intereses del pueblo, sin ambiciones ni aspiraciones personales.
“¡Cuánta falta nos hace una personalidad como la de Manolo en estos momentos!”, exclamó Marisela Vargas destacando que su sacrificio no fue en vano. “A pesar de la situación que vive el país, la semilla de sus principios está ahí y tarde o temprano va a germinar”.
Vargas, vicepresidenta de la Fundación, perteneció al Movimiento Revolucionario desde su creación y conoció a Tavárez en las reuniones de la célula que dirigía Eberto Lalane y que se celebraban en su casa.
Somnia, cuyo padre, Rafael Vargas, era junto al doctor Concepción Lajara uno de los amigos más entrañables de Manolo, a quien ella trató desde niña apoyando con su trabajo de mensajera la preparación de la guerrilla, entiende que la insurrección “valió la pena” porque era “la única esperanza que tenía la juventud para lograr una patria libre e independiente en la que se respetaran los tres poderes del Estado”.
“Hoy tiene vigencia el pensamiento de Manolo y su grupo porque no se han cumplido absolutamente ninguna de las metas por las que lucharon, no se han logrado sus objetivos y por eso seguimos integrándonos, buscando esa libertad y el respeto a la democracia por los que ofrendaron su vida”.
A Somnia, asesora de la Fundación, le colocaban mensajes y periódicos clandestinos en el ruedo de sus trajecitos, enviados y recibidos por Manolo.
Radhamés de Armas conoció a Tavárez Justo en el primer mitin del 14 de Junio, realizado en Santiago, en agosto de 1961, cuando Ramfis Trujillo todavía se encontraba en la República. Tenía 14 años y desde entonces admiró el valor “de ese hombre temerario, aguerrido, acosado por el terror de los paleros y calieses a los que no temía, que atrajo a la juventud con su discurso desafiante en el parque Duarte, acabando de salir de La 40. Ahí comenzamos los jóvenes a despertar”, relató.
Significó que con los locales de la agrupación saqueados y cerrados y un gran número de militantes presos y perseguidos, “Manolo no tenía más opción que la guerrilla” y que la Fundación, de la cual es tesorero, transmite a jóvenes y adultos el heroísmo y las ideas del revolucionario asesinado.

“Tanta lucha, tanta sangre…”.- Minou Tavárez Mirabal, hija de Manolo y Minerva y vocal de la Fundación, manifestó que la integración al organismo le permite entrar en contacto con personas cercanas a sus progenitores y conocerlos a través de los testimonios que ellas le refieren.
“No tuve la oportunidad de tratar a mi papá más que en la relación niño-adulto que fue la única a la que tuve acceso porque eso es parte del crimen, te quitan las posibilidades de tener una vida normal con tus padres, eso fue lo que me asesinaron, y me dejaron solamente con la posibilidad de conocerlos a través de la memoria de terceros”, lo que atesora.
Agregó que toma parte en las actividades de la Fundación “para construir ese futuro, estar ligada directamente a la presencia del pasado y a cómo sobrevivimos en este presente”.
“¿Qué legado rescata la Fundación?”, se pregunta y responde que “su compromiso con la democracia, la libertad, los derechos humanos y la justicia en la República Dominicana que es una lucha que sigue pendiente”.
Añadió que en la medida en que “sentimos que este país está siendo mal gobernado, que las metas que tenían parecen inalcanzables, la respuesta a si valió la pena se dificulta porque tú dices: tanta sangre, tanto sacrificio y mira dónde estamos”.
Declaró que la única forma de conquistar los sueños de Manolo es “si se mantienen vivos en el recuerdo y si somos capaces de permanecer alertas diariamente acerca de que aquellos desafíos siguen estando vivos”.
“No seremos nunca patria si olvidamos los sueños y los esfuerzos de los que nos precedieron, representados en Manolo, Minerva y otros héroes y heroínas”, enfatizó.
Elsa Justo concluyó: “La Fundación recoge toda esa experiencia de las guerrillas, producto de ellas está formada por hombres y mujeres que participaron en esa etapa histórica”. Uno de los presentes, Arnulfo Reyes, estuvo en el Frente Gregorio Luperón, comandado por Juan Miguel Román que cayó en la Revolución de 1965.
Justifica el levantamiento de 1963 porque “son valores que aunque no los veamos de inmediato nos unen en la lucha por la independencia de nuestro pueblo”. Piensa que “a consecuencia de la situación reinante en nuestro país esos valores se repetirán en el transcurso de toda la historia de nuestro pueblo”.
“Manolo fue un líder con valores inalcanzables no solo para los que vivimos esa época sino para todo el pueblo dominicano”, exclamó Justo, quien fue además, prima hermana y asistente personal de Tavárez Justo.
Dijo que “noviembre es un mes fuerte para la Fundación: no es solo hablar de Manolo, es hablar de Minerva y de todos aquellos que cayeron junto a ellos”.
Relató vivencias con los Tavárez y los Mirabal, destacó su compromiso como presidenta de la Fundación y recordó el viaje de Trujillo en el que declaró que las Mirabal eran el principal problema de su régimen, y Minerva reaccionó exclamando: “Yo sacaré los brazos de la tumba y seré aún más fuerte”.